miércoles, 8 de julio de 2009

La cuerda

La desesperación no conoce los límites de mi corazón, estoy seguro. Parece que se divierte al verme tratando de esquivarla, sádico juego éste, no lo soporto.
Estoy aburrido de morir cada día y despertarme para saber que hoy tampoco habrá fiesta de cumpleaños, empiezo a creer que debí aceptar aquella mano que muy gentilmente me tendió el hombre de rojo.
Sólo pienso en acariciar ese delicado cuello y decirme a mi mismo, hiciste un buen trabajo, duerme mucho y bien.
Hey!, oh, ¿Dónde estás?.
De pronto siento una línea fría y húmeda que nace de algún punto de mi mano, todo ha terminado. Ya no escucho ese monótona melodía de amor, las graves notas de la canción se esfumaron igual que mis semillas se perdieron en algún lugar de su cuerpo.
¿Qué pasa?
La cuerda, eso pasa.

Cada día que la tentación se ha quedado ha descansar sobre mi cuerpo, he pensado en tí.

No hay comentarios: