viernes, 24 de julio de 2009

Fácil de olvidar

¿Y tú de que te ríes?
Me sonrojo por las gélidas palabras vertidas de ese cuerpo todavía caliente. Tengo que decírcelo, tengo que hallar una forma de no herirla. 'Me gusta esto', el rostro, cambia rápidamente de forma, ahora parece menos amenazadora, más culpable.
En realidad no me agrada, me digo a mi mismo, simplemente soy un actor con un guión impuesto y escrito por otro hombre perdido en la desconocida locura de los celos; deseo lo que él deseaba, acaricio un tesoro ajeno, sus fantasias son mis fantasias y su soledad mi compañía.

Mi debilidad, verla a los ojos y descubrir que el reflejo no me pertenece; el color de mi piel y de mis ojos, la forma de mis labios, son diferentes. Su profunda respiración, puedo bañarme en la necesidad de admiración de su ego, que excitante!, creo que me ama, creo que me ama, sé que me ama.

Ese no es mi nombre, ¿Qué estoy haciendo?, no hay necesidad de una respuesta, sus manos saben dónde encontrarla, y su boca me deja descubrir el ingrediente secreto, que muy celosamente guarda, la lluvia de verano: humedad, la energía nace de la parte baja de mi espalda y llega hasta la punta de una flecha dispuesta a acabar de una vez por todas con esta farsa, terminar con el obsoleto romanticismo, con cualquier protocolo, asesinarla lentamente, si el corazón no me pertenece al menos tendré el placer de ser el dueño de la carne.

Soy yo otra vez, sometido y sometedor, del caótico ritual el bing-bang se ha creado, veo una extirpe de hombres evaporarse sobre su delicado abdomen, todo es muy ruidoso, su voz tiembla; terminó la noche y llego el día, que nos devuelve la lucidez y la suficiente valentía de levantarnos sin mirarnos a los ojos.

Aprovecho su corto viaje a las tibias aguas purificadoras de pecado, para salir de prisa; 'Te veo el miércoles', uso siempre la misma frase.

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