sábado, 12 de diciembre de 2009

Absinth (I)

Maldije el sol, con todas mis fuerzas!.
El primer destello me hizo desear que fuese el último.

Años de dolor y sufrimiento, por dónde escapar? Jugaba haciendo círculos, pintando espirales con lápiz labial sobre una enferma pared.

Bajo la oscura puerta una verde invitación me dió la libertad. Respiraba.

Sabía que una amistad como la nuestra no se desvanece como el humo de los mágicos cigarros que nos fumábamos. Tardó. Con una palmada en la espalda confirmó su presencia. Su voz nasal me hizo ver viejas fotografías, locuras capturadas para la eternidad de ambos, eternidad que nos angustiaba y la combatíamos con duras dosis de alcohol, un ejército de soldados morían cada día en nuestras gargantas. Atemporales batallas.

Compartimos música genéticamente. La creatividad nos mantenía unidos, fue una risa en medio de tantas lágrimas de amor, sollozar a su lado era la mejor forma de seguir vivo.

50 mililitros de tan exquisito dolor de cabeza, el restante líquido verde del vacío vaso sólo significa 'Continúe por favor'.

Rídiculamente quisimos desmitificar nuestros logros pasados. Los límites se imponían desde los despojados bolsillos ahora.

De regreso a las solitarias calles, volvimos a sentir que el silencio está hecho para romperlo; atormenta la tranquilidad de este mundo paranoico, eramos dueños de todo lo que nos rodeaba; con una fatal excepción, la de nuestras almas. Mi turno, fue mi turno, confesarle al único ser que puedo llamar amigo, dejé que mi alma se una a otra por amor, le entregué todo y lo haría de nuevo, para siempre; le grité, ya ebrio.

Los errores lastiman, asumirlos al parecer es el mejor camino a seguir. Otra palmada.

Abrir y cerrar los ojos, estamos en casa.

Maldije el sol, con todas mis fuerzas!.
El verde dolor de cabeza me hace odiarlo...

Se ha nublado. Siento amor.
En otras palabras, los días de dolor se irán con la lluvia...afirmo que sin tiempo ni lugar estaré enamorado. Vivo.

No hay comentarios: