Como esas incógnitas que se evaporaron, tendidas sobre una roca al sol, nos encontrábamos nosotros. Un pedacito aquí, otro allá; todos jugando a besarse. Nos gusta explotar y reconstruirnos, siempre; siempre entre labios y palabras que no van abrazar más a ningún satélite: líbido, tentador, fugaz, hijo de mil mentiras...
Sí, quiero abandonarme en tu piel.
Las incertidumbres que cruzan y se apoderan del corazón, entre vacilaciones, dueñas de otro.
La vanidad de saberse nada, de beber tristeza en tus ojos, de una habitación, iluminando la periodicidad con fuertes gemidos del alma, de las nuestras, que fueron y serán, desde ayer, las danzantes pruebas del tiempo sin lugar.
Sumergible
Hace 4 años
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